Desde hacía tiempo, se había dedicado a llevar una vida contemplativa y aburguesada. Ajeno al mundo exterior, se limitaba a dejar pasar el tiempo disfrutando de los placeres más primitivos. Sin embargo, un día, sin saber cómo, su situación dio un giro de ciento ochenta grados. Una fuerza instintiva hizo que saliera súbitamente de su letargo. Notaba como si todo se precipitara cuesta abajo. Sintió vértigo. La burbuja que lo había albergado, su fortaleza blindada, se había desmoronado y un torrente lo conducía, irrefrenablemente, a un lugar desconocido. Por primera vez, el frío se extendía sobre su piel. Aquel nuevo ambiente era hostil y desconcertante. Rompió a llorar. Atrás quedaba su anonimato en un paraíso a la medida. De repente, una serie de sonidos abemolados se dirigieron hacia él. No comprendía su significado, pero justo después de que su madre lo arropara y le dijera que lo quería, dejó de sentir frío. Ahora, no era él quien lloraba.
Etiquetas:
MICRORRELATOS
Espacio
jueves, 18 de marzo de 2010
Cuando Víktor vio por fin su sueño cumplido, una sensación extraña recorrió su cuerpo. “¿No debería emocionarme?” –se dijo en medio de aquel inabarcable silencio. “¿Acaso no he pensado en esto más de mil veces? Y todos los sacrificios a los que me he sometido, ¿no debería reconocerlos hoy como meritorios?” Lo cierto es que en su cabeza sólo le rezongaba un pensamiento. “Qué cruel ironía” –dijo sin poder oírse. Ahora, a tanta distancia de ella, de la única mujer que creía haber amado, se daba cuenta que había sido un estúpido. Una triste sonrisa se dibujó tras la escafandra al recordar sus últimas palabras antes del anhelado viaje. “Creo que deberíamos acabar con esta relación. Necesito más libertad, más espacio”. La mirada de Víktor se dirigió hacia la minúscula Tierra. Desde allí se veía como una pequeña perla de color azul celeste revestida de blancos velos. En medio de la espesura negra, aquel planeta albergaba lo que más quería. Víktor, flotando por primera vez a escasos metros de la nave, sintió una infinita soledad.
Etiquetas:
MICRORRELATOS
Tiempo
sábado, 6 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)