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Carlos Pérez
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"Cuando la realidad se vuelve irresistible, la ficción es un refugio. Refugio de tristes, nostálgicos y soñadores"

Mario Vargas Llosa

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MICRORRELATO: "Toby"

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Cuando apareció bajo la manta de aquella cesta, los rostros de sus dos hijos se iluminaron. El pequeño piso se convirtió en una madrugadora algarabía que Vicente, el padre de familia, quiso apaciguar por deferencia hacia los vecinos, los cuales nunca se levantaban tan temprano el día de Reyes. ¿Te gusta? Le preguntó a su mujer que permanecía inmóvil, con las manos en la boca y a punto de romper en lágrimas. El pequeño “Toby” corría por todo el salón dando saltitos y lamiendo a quien salía a su encuentro. Sin duda, nunca antes un regalo había tenido tanto éxito. Casi un año ha pasado de aquel memorable día y ya “Toby” quintuplica su tamaño. Vicente lo lleva en el coche y “Toby” va como siempre, con la cabeza fuera, observando todo como un turista comenzando sus vacaciones. Vicente ha decidido no mirarlo. Conduce nervioso. Intentando mantener su mente fría. Tanto como esta noche de diciembre. Noche en la que, del monte, sólo regresará un hijo de perra.
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MICRORRELATO: "Menú contenedor"

lunes, 17 de diciembre de 2012

Camina por la acera con elegancia desaliñada, como si acabara de salir el último de una fiesta de fin de año. Chaqueta y pantalones de Armani, camisa de Ralph Lauren, corbata de Louis Vuitton y zapatos de Aubercy. Es nuevo en la ciudad desde hace siete días y siete noches. Siempre ha sido un emprendedor y nadie le ha regalado nada. Un emigrante que supo oler, en la lejanía, dónde estaba su plato de lentejas. Empezó joven, desde cero, pero ahora está un paso por detrás de aquel punto de partida. Todo se ha ido a la basura. Todo. Incluso las lentejas. O lo que hoy encuentre.
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MICRORRELATO: "Everest"

martes, 11 de diciembre de 2012

El viento y la lluvia arremeten virulentamente contra su cuerpo. Cada paso requiere un esfuerzo titánico e intenta mantener el equilibrio como un funambulista con tacones. Por si fuera poco, una impetuosa espiral de aire le ha despojado de sus gafas y camina medio a tientas. Articula cada rodilla como si las plantas de los pies hubiesen quedado atrapadas en cemento. El frío le ha petrificado los huesos. Su punto de apoyo se tambalea por culpa del agua. Queda el último esfuerzo pero ahora se ha desatado un alud. Decide agarrarse al suelo como una gota a punto de zambullirse al vacío. Al fin, consigue dar el último paso. Es entonces cuando Don Julián pide a uno de los chicos que ha salido del instituto, y que avanza por la carretera impasible ante el tráfico, que le toque el timbre. “Te dije que no salieras con este tiempo”, es lo primero que escucha de su mujer tras cerrar la puerta.
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MICRORRELATO: "Química del corazón"

miércoles, 5 de diciembre de 2012

- Se murió Augusto Wintenberg. 
- ¿Augusto Wintenberg? 
- Sí, hombre. El catedrático en Física Nuclear y doctor en Ingeniería Química. El que era experto en Física Atómica y Molecular. Muchacho, que sí. ¿No te acuerdas que era un obsesionado de la investigación en el campo de la incidencia metabólica de la metanfetamina y los procesos bioquímicos involucrados en la expresión de la sensibilización? 
- No, no caigo. 
- ¿Cómo que no, hombre? Muchacho, que tuvo un lío con una alumna. 
- Ah, Augusto Wintenberg, sí, sí, claro que me acuerdo. Vaya, lo siento mucho.
 

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