Mi padre ha decidido contarme sus secretos mejor guardados. No quiere llevárselos. Se muere. Me ha elegido a mí para confesar. Ni siquiera madre conoce este rosario de engaños. Papá hizo de las mentiras su vida, y ahora me muestra sus vericuetos, todos sus artificios, las trampas con las que encandiló a tanta gente. Él siempre quiso que siguiera sus pasos, pero lo cierto es que nunca me ha gustado el mundo de la falsedad. Su empeño ha sido obsesivo. Tanto, que a un paso de la muerte, lo sigue intentando. Y yo cumplo obedientemente. Es lo mínimo que puedo hacer. Saco una vez más la libreta y el boli. Truco 56, me dice. Cómo transformar fuego en flores.
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