En ocasiones, cuando está sola, le gusta acariciar las exuberantes figuras de marfil que la han acompañado tantos años. Luego, se pasea lentamente por el salón contemplando los llamativos grabados que arrebatan la monotonía de las frías paredes. Los de Tapies son sus preferidos, sin duda. A veces, incluso, rescata alguna vieja joya del olvido y se pierde por los pasillos con suma elegancia al son de Strauss. Para reponer fuerzas bebe agua mineral. El Perrier Jouet Belle Epoque nunca ha sido tentación para ella. Cada noche, antes de salir de la casa, comprueba que todo está en orden. Tras el habitual paseo, la tierra vuelve rápido bajo sus pies entre recibos impagados, lloros de hambre y más trabajo.
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