Marcos vuela sonriente en su avión, a pesar del pánico que le produce cualquier medio de transporte no terrestre. El avión vuela rápido y se estrella con el mismo ímpetu, pero Marcos no borra su radiante sonrisa. La acción se repite una y otra vez. Avión que sale con Marcos como único pasajero, y avión que cae en picado tras menor o mayor gloria en las alturas. El piso se ha convertido en un cementerio de aeroplanos de papel. Al menos les estoy dando uso, piensa Marcos irónicamente, mientras arroja a la nada otro currículum aviador.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario