Como siempre, salgo del garaje y giro en el primer cruce a la izquierda, sigo recto y llego hasta el semáforo que está en rojo. Voy mal de tiempo. La escasa luz alumbra levemente ese enorme y sempiterno cartel propagandístico, a pesar de sus innumerables rasgaduras. Han pasado tres años desde las últimas elecciones y parece que nadie quiere cambiarlo. Todas las mañanas leo como un autómata el premonitorio lema electoral que subraya una aborrecedora sonrisa. “Nosotros pensamos en ti” –fue el mensaje con el que ese tipo ganó mi voto. Hoy día, luce sus palabras descoloridas y la primera persona del plural se ha convertido en un separatista adverbio de negación.
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2 comentarios:
un microrrelato de macrorealidad :)
sisi
muy bueno, tanto como decepcionante políticamente hablando ;)
Saludos!
Muchas gracias Carina por tu comentario. Tristemente este microrrelato se podría extrapolar a muchas partes de nuestro planeta. Por cierto, altamente recomendable tu blog. Hay fotos increibles. Le seguiré la pista. 1 abrazo.
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