
Estoy totalmente segura que no ha probado algo así antes. A mí me gusta ser flexible con las recetas. Si hay algún ingrediente que no me da al ojo, lo cambio por otro y fin del problema. Después de este guiso, mi Romeo no volverá a ser el mismo. Hoy he querido arriesgarme un poco. Fruto de su particular cortesía, mi Romero siempre me está recordando que mis guisos son monótonos, insípidos e inapetentes. Normalmente, no llega a los postres y si fuera griego, se comprendería mejor su costumbre de estampar los platos donde le place. Pero, sin duda, hoy, mi Romeo se rendirá a mis pies cuando pruebe este manjar que debe estar de muerte. Basta con un poquito de caldo de verduras, dos berenjenas, mantequilla, cuatro chuletitas de cordero lechal, nata, sal y, como no, algún condimento. En mi caso, he decidido sustituir el azafrán por un ingrediente que, como buen chef, no puedo revelar.