Y nada más existió hasta el próximo tren. Realizadas las fotos y repartida la mercancía, volvimos a nuestro mundo con las conciencias anestesiadas. Luego vinieron las conferencias, las exposiciones y las noticias. Sin embargo, nada más existió hasta que llegó de nuevo el tren. Los primeros en abrazarnos son siempre los niños, con sus inmaculadas sonrisas y sus ganas de vivir.
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